Retratitos puntuales
Las caritas que ponen aquí en el pan de muertos me miran. Son tan frágiles, parecen tan tristes, a pesar de su sonrisa esbozada y de sus mejillas coloridas. Son pequeños vivos que no se quieren morir o son pequeños muertos que quisieran vivir. Ahítas de pan, de cualquier modo, el exceso de carbohidrato las hace dormilonas. No tienen más que hacer que quedarse ahí, hasta que nos comemos los panes. Después se mudan. Viven en diferentes rincones olvidados por nosotros, pero regresan al siguiente noviembre, repintadas y curiosas.
2.11.08
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