Beso con sed
Debajo de los Tabachines frente a Santo Domingo ella era una olla de barro llena de agua y él bebía de sus labios tomándole la cara con las dos manos. Se iba vaciando, ella, y con eso, se iba llenando también. Eran las tres de la tarde. Estaban mordiéndose los cuerpos. Tal cual. El campanario quería sonar de ver tantas ganas. Los demás pasábamos como ojos.
13.11.08
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