Naufragio de lavandería.
Azoteas de ropa blanca, sábanas, bajo cielo nublado: velámenes de retacería. Las casas navegan, se oxidan, el casco se les llena de excrecencias de las aguas de estos mares. Marinero en tierra firme, como decía Alberti, llega a su puerta (que no a su puerto), cada noche y entra a su propia isla. Siente que una vez más se salva.
11.1.09
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