Cadáver vivo de un hombre muerto
En pleno día, en la calle transitada, a esa hora en que los niños salen de la escuela, cuando hay tanta luz y sol, en medio de mujeres hermosas y autos último modelo, adentro de una realidad casi perfecta de comercial de televisión, lo vio pasar entre la gente —sin fijarse Hariatna se tropezó con él—. Iba fumando el último pedazo de un cigarro, en la mano un refresco de lata recién sacado del refrigerador. Llevaba palabras escritas en la ropa, sonidos pintados, su aliento se le evaporaba por la piel. Una moneda acechaba bajo su lengua.
18.3.09
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