Chat noir
Dícese de la sala de chat que transcurre en una oscuridad sin palabras, con velas tenues en las esquinas. Ahí, los chateantes ronronean, se lamen, se tocan y se sueñan. Despiertan cuando accidentalmente alguien pone una palabra; entonces descubren que están solos, pero no se desaniman: vuelven a empezar, entran de nuevo, buscan el olor, siguen su ruta —su rata— adivinatoria. No buscan al otro: se buscan a sí mismos en el otro y a veces, a ratos, a sorbos, se encuentran, y se suman a la oscuridad que son, a la oscuridad que somos. Cuando regresan, maúllan.
27.3.09
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