Cambio de piel
En cuanto los habitantes del lugar sentían los primeros calores, salían de sus caparazones de invierno, capa tras capa, como cebollas, y aparecían desnudos, vulnerables, blancuzcos. Ni siquiera ellos mismos se reconocían entre sí, al principio. Mientras tanto el basurero municipal recogía toda clase coberturas: conchas calcáreas, maletas desgastadas, cajas de cartón, capas de telas que envueltas alrededor del cuerpo como vendas mantenían el calor, elaboradas confecciones de materiales reciclados como botellas de plástico rellenas de bolitas de poliuretano y cosidas entre sí igual que una colcha de parches. Ahora el problema era cómo mantenerse húmedos, por dentro y por fuera, pero eso es ya otra historia.
19.4.09
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