Fuga
Sabía que su única escapatoria era la maleta. Se hizo ovillo, bolita, se dobló en un acto contorsionista e incómodo para entrar en ella. La maleta, enterada, cerró los dientes y luego eructó. Algunos dicen que han visto una maleta con piernas hermosas de mujer deambular por los pasillos de los aeropuertos del mundo. Tal vez sea cierto. Otros dicen que se han sentado a conversar con una maleta vacía, en el bar. Es más factible.
9.5.09
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