27.5.09

Día 325 (270509)

Nuevas levedades

Por cada ser humano que aparecía en la Tierra pesaba cada vez menos. No es que adelgazara. De hecho mantenía su mismo físico, en general. Era que pesaba menos. Lo sentía, aunque de una manera indefinible. Al principio al menos. Empezó a notar que su levedad era un asunto serio cuando al correr para atravesar una calle, sus zancadas, como en las gacelas, lo hacían saltar varios metros de longitud y a una altura cada vez más considerable. Llegó al extremo de que un suspiro lo elevaba del suelo como un globo y entonces necesitaba pedir ayuda a alguien para que lo regresara al suelo. Debía caminar con sumo cuidado. Compró pesas para los tobillos y las muñecas. Después un cinturón lleno de plomo. Debió acolchonar el techo de su dormitorio, pues acabó durmiendo ahí. Su destino era, sin duda, despedirse en algún momento de la Tierra, pero en eso no es distinto a los demás. Actualmente se alquila como grúa en las obras de construcción para subir diversos materiales a los pisos altos. Usa de llavero un ancla.

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