Rastros de Apolo
La cauda de oro de un jet brilla tan larga con el último relumbrón del sol allá arriba. Ancha y difusa atrás, delgada, compacta y más luminosa en la punta. De oro y luego naranja intenso. Parece luz hecha materia. El cielo de las casi siete de la tarde está metálico y mudo. Viridiana y Emily lo contemplan mientras hablan conmigo de Lolita, de Bukowsky y de Kubrik a la sombra del descalor.
6.4.09
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