18.9.08

Día 74 (180908)

Taquicardias

La taquicardia no es una enfermedad, en sí misma; pero puede ser el síntoma de varios desórdenes. Uno de ellos, la presión alta. El nombre mismo de la palabra ya anuncia de que se trata: es un tartamudeo del corazón: t-k-k, t-k-k, t-k-k. La taquigrafía, en cambio (t-k-gr, t-k-gr, t-k-gr), aunque daña al corazón, anida en otro lado. En el afectado de taquigrafía la mano enloquecida garabatea a sobresaltos, epilépticamente, ahogándose, hasta que se desploma exangüe sobre la playa blanca del papel. Parece que todo queda ahí; pero no, porque momentos después el ataque taquigráfico sube por el brazo, atraviesa el cerebro, rayoneándolo, y baja al corazón en donde, como podría esperarse, lo parte de un tachón. Anida al final en el centro ciego de furia ciega del paciente —o la paciente—, ahí, en la vesícula biliar, cerca del hígado, afectando una parte del estómago y por fin vacía su frenesí grafítico en la vesícula biliar, descansando, poco a poco, bajo la forma de minúsculos prismas pétreos cada séptimo día, como en la creación, y entonces descansa, la taquigrafía.