28.3.09

Día 265. (280309)

Cael y Abín

Dios los castigó. A uno por excesivamente bien portado e hijo modelo. Obediente, trabajador y fiel (aunque no tenía mujer alguna que se haya sabido); al otro por su constante desmadre y desobediencia, por su tendencia a los vicios más escandalosos y a las degradaciones complacientes. No fue uno el asesino del otro ni nada de eso. Dios ya había sacado una costilla de Adán; lo que hizo ahora, para castigarlos, fue pasar el lado izquierdo del uno al lado izquierdo del otro, y el lado izquierdo del otro al lado izquierdo del uno. Con esta inversión los dos resultaron seres igualmente intolerantes, contradictorios, posesivos, egoístas, trabajadores (pero oportunistas); humanitarios (pero corruptos); ávidos de amor (pero desconfiados), y así. Es fácil reconocernos en ellos. Excepcionalmente algunos de sus descendientes son más uno que otro. Excepcionalmente otros son más otro que uno. Es fácil reconocerlos, aunque no siempre sobrevivir a ellos.