1.10.08

Día 87. (011008)

Fábula del sapo y el ángel

Nunca usaron la palabra amor. Ninguno al menos la pensó, aunque el sapo sintiera su vértigo. El ángel se quedó dormido en la ciénega y amaneció todo roto. El sapo, deslumbrado, lo rompió, tal vez para tratar de apagar la demasiada luz que lo hería. Todo pasó tras las puertas, los tragos, las trampas, las palabras veladas, lo oscuro. Otros vieron: no vieron nada. El sapo eructó. El ángel levantó el vuelo en huída. Iba fétido y roto; le dolía el paraíso. El sapo se coagula en el lodo. Croa a borbotones. Le queda ser ruido para él nada más.