31.3.09

Día 268. (310309)

Herbívora

Come hierba, pero es venenosa, también. No necesita envenenar plantas; pero una vez satisfecha, acecha en las ensaladas.

30.3.09

Día 267. (300309)

Manual del suicida

Le daban vértigo las alturas. Volarse los sesos con una arma... no sabía usar armas. Podría tomar un curso de entrenamiento, sí, pero pensaba que era algo ya demasiado patológico. Aventarse al paso del metro, o en una vía de alta velocidad, tampoco: no soportaba la idea de verse despedazado. Ahorcarse era quizá un método más accesible, pero si fallaba en el tirón adecuado tendría una agonía lenta y angustiosa. Irse a un lugar helado, la Columbia Británica o Alaska en invierno y dejarse morir de aletargamiento y frío el parecía ya más romántico y sereno, con la vista del bosque alrededor suyo o allá abajo, en las laderas de la cumbre de una montaña, pero no tenía el dinero para el viaje. Por último se decidió por las pastillas, una sobredosis de pastillas para dormir, quedarse dormido y ya no despertar. Se detuvo al último momento porque temió que el sueño previo fuera una pesadilla, así que desistió y siguió ocupándose de pensar en otras posibilidades para acabar consigo.

29.3.09

dïa 266. (290309)

Rutinas de amor

Se hablaron para atraerse. Una vez atraídos, se hablaban para quejarse.

28.3.09

Día 265. (280309)

Cael y Abín

Dios los castigó. A uno por excesivamente bien portado e hijo modelo. Obediente, trabajador y fiel (aunque no tenía mujer alguna que se haya sabido); al otro por su constante desmadre y desobediencia, por su tendencia a los vicios más escandalosos y a las degradaciones complacientes. No fue uno el asesino del otro ni nada de eso. Dios ya había sacado una costilla de Adán; lo que hizo ahora, para castigarlos, fue pasar el lado izquierdo del uno al lado izquierdo del otro, y el lado izquierdo del otro al lado izquierdo del uno. Con esta inversión los dos resultaron seres igualmente intolerantes, contradictorios, posesivos, egoístas, trabajadores (pero oportunistas); humanitarios (pero corruptos); ávidos de amor (pero desconfiados), y así. Es fácil reconocernos en ellos. Excepcionalmente algunos de sus descendientes son más uno que otro. Excepcionalmente otros son más otro que uno. Es fácil reconocerlos, aunque no siempre sobrevivir a ellos.

27.3.09

Día 264. (270309)

Chat noir

Dícese de la sala de chat que transcurre en una oscuridad sin palabras, con velas tenues en las esquinas. Ahí, los chateantes ronronean, se lamen, se tocan y se sueñan. Despiertan cuando accidentalmente alguien pone una palabra; entonces descubren que están solos, pero no se desaniman: vuelven a empezar, entran de nuevo, buscan el olor, siguen su ruta —su rata— adivinatoria. No buscan al otro: se buscan a sí mismos en el otro y a veces, a ratos, a sorbos, se encuentran, y se suman a la oscuridad que son, a la oscuridad que somos. Cuando regresan, maúllan.

26.3.09

Día 263. (260309)

Chat

Tururu, sonó en su sueño la entrada del messenger. No supo que le decían, porque así era la naturaleza de ese sueño, pero contestó; luego, siguió soñado.

25.3.09

Día 262. (250309)

Fama

Las estrellas de su propia página personal en una comunidad web, o de su propio blog, se pasean por la calle como si fueran por la alfombra roja; o bien las estrellas de la alfombra roja se pasean por la web como si fueran personas; o bien son sus fotografías las que pasean por la calle mientras creemos verlas; o simplemente viajan de incógnito en los camiones urbanos oyendo contra su voluntad narcocorridos que no cuentas sus historias, eso sí.

24.3.09

Día 261. (240309)

Cumpleaños

Estas son... las... mañanitas que... Así empezó pero ella estaba impaciente y desaprobó el gesto con un gesto. No es que él creyera mucho en estos rituales, sino que le pasaba que la amaba y espontáneamente hacía estas cosas, sin pensar. Se le olvidaba pensar, es el caso. Pensar por ejemplo que en la mente de ella había otras importancias como cumplir, llegar temprano, dedicarse al mundo allá afuera, cumplir otra vez, ahora con esto, ahora con aquello, ahora con lo otro. ¿En qué momento se le olvidó lo importante? Se contestó, él: “en el mismo momento en que yo creí que lo importante era otra cosa: las mañanitas, por ejemplo, las tardes del viernes para nosotros, el amor, esa idea tan poco práctica”.

23.3.09

Día 260. (230309)

De patitas

Su puerta, su propia puerta, de la casa suya, lo dejó afuera, se le cerró en las narices de un portazo, giró la barra de la cerradura, puso los seguros, corrió las cortinas y jamás quiso volver a dejarlo entrar. Era el colmo del auto-rechazo.

22.3.09

Día 259. (220309)

Mundo pulga

Agua, vamos al agua, dijo alguien, hay agua por fin, agua agua, vengan, vengan todos, y se acercaron en tropel desde diferentes sitios; la sentían fluir, allá adentro, la olían, sentían ya su tibieza, se reunieron alrededor de la fuente, la mano que descansaba en el suelo, sumisa, ofreciendo el sabor salado de su agua interior; saltaron, sobre la piel, buscando, buscando para succionar, pero en eso la otra mano —porque casi siempre vienen en parejas— comenzó a atraparlas entre sus dedos y a aplastarlas contra el suelo con la uña, esa coraza destructora. ¡Corran, corran, es una trampa, corran!, gritaron, saltaron, huyeron en desbanda, pero los dedos ágiles las perseguían haciéndoles muchas muertes. ¡Corran por sus vidas!, alcanzó a gritar uno más antes de ser alcanzado y de pagar por su incontrolable y no culpable sed.

21.3.09

Día 258. (210309)

Sombra indeleble

Era una sombra de una rama de un árbol bajo, que está aquí a la vuelta; pero era una sombra tal, que no hacía caso del desplazamiento del sol y permanecía siempre en el mismo lugar de la banqueta, como un dibujo inmóvil. Como quiera no era esto lo más extraño, sino que a fuerza de estar ahí comenzó a fracturar el cemento del suelo copiando la forma de la rama, de esa sola rama de ese árbol. Las demás sombras de las otras ramas se desplazaban como deben desplazarse todas las sombras de todas las ramas. Cuando la rama y el árbol mismo desaparecieron de ahí, se quedó la fractura que repetía la forma exacta de la sombra de la rama en el suelo. Ahí está: pasen a verla.

20.3.09

Día 257. (200309)

Cadáver vivo de un hombre muerto 2

Murió. Cerebral, corporal, biológica, científicamente, pero, su cuerpo, permanecía incorruptible, inodoro y suave. Parecía dormir, nada más. Lo dejaron en la casa. El hombre estaba muerto, no había duda alguna pero su cadáver persistía con una vida no orgánica. Una misteriosa vida de moléculas en tránsito, una vida mineral, una no vida, en realidad. Se movía; lento como una flor en crecimiento. Cambiaba de posición: de la horizontalidad mortuoria pasaba a una posición fetal más cómoda y humana. Doblaba una rodilla, tan lentamente que tardaba una semana, pero la doblaba. Cambiaba de lugar las manos, y también se deslizaba de su lecho hacia el suelo, sin caer de golpe, y de pronto amanecía acurrucado en la alfombra, casi bajo la mesita de la lámpara. Decían que era un milagro y lo dejaban estar con los vivos, al cadáver, claro, porque el hombre estaba y sigue estando convencidamente muerto.

19.3.09

Día 256. (190309)

Amorfotrolato

Se trata de un ser extraño, más bien monstruoso. Su característica principal, que además define su anatomía, consiste en que todo lo hace con las patas y sobre las rodillas.

18.3.09

Día 255. (180309)

Cadáver vivo de un hombre muerto

En pleno día, en la calle transitada, a esa hora en que los niños salen de la escuela, cuando hay tanta luz y sol, en medio de mujeres hermosas y autos último modelo, adentro de una realidad casi perfecta de comercial de televisión, lo vio pasar entre la gente —sin fijarse Hariatna se tropezó con él—. Iba fumando el último pedazo de un cigarro, en la mano un refresco de lata recién sacado del refrigerador. Llevaba palabras escritas en la ropa, sonidos pintados, su aliento se le evaporaba por la piel. Una moneda acechaba bajo su lengua.

17.3.09

Día 254. (170309)

La novela de la niña del celular.

Una chica, nada niña, pero aniñada, camina todos los días por la mañana con su celular a manos libres hablando, sonriendo, haciendo monadas con sus gestos. Habla con dulzura a un amigo a quien quiere amar pero al que no ama. Su vida es adelantar un dedo para señalar el dulce que quiere saborear pero nadie escucha, nadie entiende, ni ella entiende en realidad. Vive de reflejo y la verdad es que se habla a sí misma imaginando que ama al otro para amarse así mejor. Ya no se quita el celular, ni para comer. Ni para dormir. Qué tal si quiere hablar ella con ella y no se encuentra.

16.3.09

Día 253. (160309)

Salivación

Las ramas, todas secas, pulidas de calor bajo el acero azul del día, están llenas en las puntas de botones blancos a punto de escupir una flor.

Día 252. (150309)

Hábitos escatológicos

Hay caca en la calle, mucha caca; no en sentido figurado, sino efectiva caca en montoncitos ordenados, o bien, dispersos debido a diversos accidentes. Fresca o ya seca por el sol. Verde, amarilla, ocre, negra. Uno podría pensar que se trata de pistas de carácter o de identificación de la diversidad biológica que habita aquí, algo como “Por sus cacas los concerás”. A lo mejor tiene que ver con el dicho ese de combatir al fuego con el fuego. En este caso a la mierda existente, echarle más mierda, pero, en todo caso, ¿qué estaría combatiendo quién y contra qué en esta ciudad de inocentes?

Día 251. (140309)

Precisión socrática

Le preguntaron a Casilda, a ver Casilda, ¿tú qué sabes de Sócrates? Sin pensarlo ni
un momento, contestó con toda naturalidad: yo sólo sé que no sé nada.

13.3.09

Día 250. (130309)

Buena puntería

Bajó, por la calzada Porfirio Díaz; era un volcho viejo, color oxidado; el escape soltó una explosión —un tiro—: cayó muerto un pájaro.

12.3.09

Día 249. (120309)

Horas de sal

Como un cuervo hurgando entre los omóplatos de otro, así nos buscamos. Nos alimentamos. Sólo que algunos somos más ávidos, otros más despreocupados. Algunos ni nos damos cuenta de si abusamos o nos abusan. Jugamos todos los roles, pero ¡ah! los burócratas, chinches gordas y adormiladas. Ojos de topo, papadas hipopótamas. Caminan con sus zapatitos y no se mueven, no. Son anti-relojes, estatuas de sal que siempre miran hacia atrás. Caminan hacen alharaca, se pavonean, pero sólo graznan, y nada más. Tragan y tragan. Cada uno cada una, una piececita diseñada para no mover a otra, para no dejar pasar. Simulan que son motor, no son más que estacas clavadas en sus bocas: víctimas de sus simulaciones. No se preocupen: los que no son así es seguro que no son burócratas, sino otra cosa.

11.3.09

Día 248. (110309)

Virus

La gripa es una mal que tiene que ver con la tristeza, con la desilusión, con el abandono, dicen algunos. Por eso recomiendan dosis de buen humor contante y sonante y prescriben TV y toda clase de distracciones y entretenimientos; nunca quedarse a solas, y si estás acompañado nunca caer en incómodos silencios. No importa de qué hables, pero habla, habla: no sea que te vayas a encontrar contigo a solas. Dicen. A mí me da gripa, y está bien. No es gratuito: si lo de la tristeza y lo demás es cierto, la crisis ha provocado fluctuantes epidemias de resfriado y gripa. Los borrachos son más sabios: beben, y dejan atrás todas esas miserias enconadas, y así también, de paso, se evitan gripas y resfriados.

Día 247. (100309)

Hábito

Es difícil decir por qué el fantasma de Malcolm Lowry ronda por el rumbo del mercado 20 de noviembre. Quienes lo han visto, y han escuchado sus entrecortados monólogos de borracho, dicen que se ve contento: ríe a menudo consigo mismo y con otros imaginarios, o incluso, al parecer, con quienes lo miran en ese momento y se sienten aludidos. Carga un libro, dicen, y una anforita. Es fácil pensar que ronda por aquí debido a su afición al mezcal, al que amaba y temía, como debe de ser. O bien por apego a la tumba en donde yace su amigo oaxaqueño; pero el cónsul, su alterego, murió cerca de Cuernavaca, despeñándose en esa barranca que le anunciaba una noche muy larga (la noche es de los borrachos, y el día también, pero más la noche). El mismo Malcolm murió en Inglaterra, perseguido por demonios que no estaban en la botellas. En la isla de Gabriola, por la Columbia Británica, Canadá, quiso comprar una casita blanca a la orilla del mar para vivir con Margerie, pero nadie le ha visto por allá, ni en ningún otro lado, sino aquí: es un fantasma sin casa que atormentar: sólo plancha las calles. Nunca lo han visto en La Farola, pero es sabido que alguien ataca las botellas de la casa de contrabando.

9.3.09

Día 246. (090809)

Era un lugar...

Pregunta: ¿Ustedes creen que vivimos en una sociedad justa? ¿Desde el punto de vista de cada quién? ¿De la manera en que vives, en que eres tratado, en tu medio, en tu familia?, ¿desde el punto de vista de las oportunidades que tienes para mejorar?, ¿desde el punto de vista de las decisiones que se toman?, ¿de la manera en que se eligen gobernantes?, ¿de la manera en que los gobernantes gobiernan...? Respondieron que sí.

8.3.09

Día 245. (080309)

ZZZZZZZZZ...

Dormir y despertar ya curado. Dormir y despertar ya enamorado. Dormir y despertar ya divorciado. Dormir y despertar ya titulado. Dormir y despertar ya contratado. Dormir y despertar ya rico. Dormir y despertar ya del otro lado. Dormir y despertar ya dormido y soñar, soñar infinita y placentera y silenciosa y maravillosa y perfectamente.

Día 244. (070309)

Método de flacura

Su cabello era tan largo, que le llegaba a la altura de esa parte de atrás de las rodillas que aquí llamamos corvas. Había una relación proporcional exacta entre el largo de su cabello y su flacura. Según sus estadísticas, el 40% de nutrientes lo absorbía su cabello; sin embargo cuando presentaba síntomas de anemia lo recortaba unos 10 0 15 cm. y así recobraba su balance nutricional, ganando algunos kilos que por cierto acumulaba sobre todo en la cadera y en los muslos, con lo cual se veía mejor y sin sobrepeso alguno, eso sí; pero ella se veía al espejo y decía “estoy gorda”, y dejaba crecer a su cabello para recobrar su línea a nivel de casi huesos, aunque sus muslos y caderas siempre permanecían con una ondulante forma, aún en su estado más cadáver.

7.3.09

Día 243. (060309)

Flor helicóptero

En un momento dado de su madurez, sus pétalos comienzan a girar a varias revoluciones por minuto, de tal modo que se despega llevando un trozo de su tallo, y así emigra muchos cientos de kilómetros, aumentada su velocidad gracias a los vientos propicios y a su ligereza. Se encuentra a veces en su viaje con las mariposas monarca, y por fin llega a tierra más cálidas, aterriza y enraíza en tallos de otras plantas, en troncos de árboles, en la tierra misma, o en lugares más inesperados, como cabezas de muros, techos de azoteas, cubetas abandonadas e incluso en tiraderos de basura. Ya ahí siguen creciendo y dan lugar a nuevos brotes de las mismas flores, que regresan, cuando se han hartado de calores, a sus sombríos bosques del lejano norte del continente.

5.3.09

Día 242. (050309)

Exorcismo

Hoy me dijo la alumna Erika: “maestro, soñé que se moría”. Pensé: si es posible saber eso de alguna manera, el Destino existe y entonces hay dos posibilidades: O Erika supo de un futuro cercano a través del sueño, o Erika no es capaz de saber nada de eso por ningún medio. Hay una tercera: dicen que cuando alguien sueña muerte no significa eso mismo, sino boda. Otros dicen que dinero. Si no es posible visionar el futuro, entonces el sueño tiene que ver con las asociaciones inconscientes de Erika y sucede como parte de la generalidad inevitable que para todos es la muerte en un momento dado. En todo caso nada más queda una cosa: esperar, y seguir haciendo más o menos lo de todos los días. Morir no puede ser tan malo (vivir tampoco).

4.3.09

Día 241. (040309)

Reloj

Caminan, la sombras largas y el aire transparente de temprano, frío, apenas la mañana, y el barullo de los coches; caminan, en diferentes direcciones, se mueven, se cruzan, se miran, entrecruzamiento de trayectorias, como en una mesa de billar se dispersan las bolas formadas en triángulo al iniciar el juego que abre el movimiento. Movimiento, el aire tan alto, tan limpio (resulta de verdad tan limpio que parece la prehistoria, el Jurásico, el Cretácico), y ¿a dónde van, a dónde vamos? Hacemos círculos, no tocamos centro. Toc toc, ¿si?, ¿quién toca?

Día 240. (030209)

Reflexo

Lo supo en la panza, el corazón supo, un flujo eléctrico recorrió la piel y subió por la espina dorsal. La pupila dilatada, la respiración más rápida, salivación, un leve sudor que aún no brotaba pero que ya venía, enrojecimiento leve de la piel, la mirada brillante, la visión concentrada, como siguiendo los pases de un hipnotista, pero el cerebro, ay, el cerebro, no. No quiso.

2.3.09

Día 239. (020309)

Pesca en la ciudad

No hay lugares de pesca en la ciudad, claro. A lo mejor, tal vez, las presas del estudiante, en la afueras, si es que aún hay peces y si es que los dejan pescar. En el Parque de las canteras hay un pequeño lago artificial y sí hay peces, más o menos grandes, y gordos. Vistos desde arriba parecen bagres, manchas oscuras que se mueven en la misma dirección al mismo tiempo, pero está prohibido pescarlos. No queda más que pescar pájaros, que hay muchos, pensó en la azotea de su casa y echó su papalote al vuelo aprovechando los vientos de febrero y marzo. El papalote desapareció en una parte del cielo, como si hubiera entrado en agua, y comenzó a forcejear en todo parecido a un pez que hubiera picado. Soltó sedal (había leído El viejo y el mar, de Hemingway y se daba una idea). Lentamente comenzó a exigirle a la presa y la fue bajando. Cuando tuvo el papalote en las manos encontró los rastros de la lucha por soltarse (unos arañazos, el sedal carcomido, unas manchitas de sangre, el anzuelo desaparecido), no plumas, y escamas menos, sino unos sedosos mechones como hilos dorados.

1.3.09

Día 238. (010309)

Aparición

La conoció en un intercambio de conversación inglés-español, en la Casa Chata. “Expert English”, eso hacía en su ciudad, en Viena. Juntos le dieron vueltas a Oaxaca por todos lados. Dejaron las huellas de sus zapatos pen las calles. Un coleccionista pudo haberlas levantado con espátula después. Otro día, dos o tres años más tarde, caminando por el andador turístico la vio venir de frente: no quería hablarle pero siguió caminando en la misma dirección. Ella no lo reconoció; a lo mejor él se había cortado el cabello, se había dejado el bigote o se había rasurado la barba; o se había dejado la barba, se había quitado el bigote y le había crecido el cabello hasta los hombros; o llevaba sombrero y lentes; o simplemente no quiso ser él en esos momentos y ella pasó, inmaterial, atravesándolo; o él creyó verla y no era ella, o no era Oaxaca sino Viena, y ella lo vio a él, atravesándola, como una palabra que va de un oído al otro.