10.4.09

Día 278. (100409)

El día de las compensaciones

Suben llevando en jaulas sus gallinas, sus pollos, uno que otro gallo. Son el símbolo de sus excedentes. Otros suben sin nada en las manos. Otros en cambio, llevan lo que deben, lo que no es todavía suyo, para devolverlo. Es el día de rendición de cuentas. Lo muestran frente a todos. Se agradece, se piden disculpas, se nombran los buenos deseos. Algunos toman las deudas de otros y las pagan con sus excedentes. Se busca un cierto equilibrio, se renuevan las esperanzas, se vuelve a empezar. No sucede en ningún lugar del mundo. Regresan a sus casas.

Día 277 (090409)

La desaparición del tiempo

Contemplaba el cielo, la montaña, el lago —aunque aquí no hay lagos—; pero le dolía el tiempo, al pasar e irse. Corrió a la plaza comercial más cercana. Respiró aliviado. El tiempo seguía pasando, claro, pero era como si no pasara porque cientos de cosas útiles e inútiles estaban ahí para entretenerlo, mientras recorría de lado a lado ese pequeño mapa del mundo, en donde todo estaba tan a la mano, organizado, claro y limpio, según él. Al salir de ahí siguió imaginando que el mismo show continuaba en la calle, las casas, las tiendas, los aparadores, los puestos callejeros, los restaurantes. Como todo esto estaba simultáneamente en el espacio, solamente tenía que moverse hacia atrás o hacia adelante o a cualquier lado para alcanzarlo, y así ni el tiempo se le iba a ningún lado, así nomás llevándose todo quién sabe a dónde. No era cierto, y ni siquiera él mismo lo creía, pero simulaba que sí. De hecho ni necesitaba pensarlo, nada más sucedía, para mayor felicidad suya.