3.6.09

Día 332. (030609)

Un extraño síndrome

Salía a caminar sobre sus palabras y entonces le era necesario irse platicando a sí misma, porque si se quedaba callada se le acababa el camino y entonces debía esperar como a la orilla de un trampolín en lo que le llegaban más ideas. Lo malo era que sólo se escuchaba a ella sola en ese estado. Para escuchar a alguien más necesitaba dejar de hablar, pero entonces no le era posible caminar. Correr le requería tan enorme velocidad de palabras que sólo podía hacerlo durante unos cuantos metros. En cambio nada más pensar, sentada o acostada, sí que era un gran alivio.