30.4.09

Día 298. (300409)

Pleonasmática

Bésame con la boca, ensalívame con tu saliva, lámeme con la lengua, mójame con tus fluidos corporales, entra adentro de mi interior, afuérame de tu adentro, súbeme de abajo hacia arriba, arríbame a tu más alto, bájame al suelo, bájame al fondo, táctame con tu tócame.

29.4.09

Día 297. (290409)

Circo sanitario

Artistas del trapecio, del malabarismo y del payaso salen a la pista disfrazados. Hacemos nuestro numerito para darle la vuelta al apocalipsis cotidiano. Otros no, su espíritu de domadores y de equilibristas desconfiados les hace creer que el circo es todo: la pista, el público, la calle, el mundo, y que las epidemias son distractores publicitarios: puro amarillismo de colores. No andan tan faltos de razón, tomando en cuenta quiénes son los empresarios del espectáculo. Algunos animales en sus jaulas, pensarían, si pensaran, que no es sino terrorismo, y que al primer estornudo fuera de control nos caerán Hiroshima y Nagasaki (de infausta memoria); pero ya sabemos, como dice el lema: “el show debe continuar” (aquí entran timbales trompetas y música de circo). Esta vez el número incluye algo inesperado: un strip tease doble mortal: ¡fuera tapabocas!

28.4.09

Día 296. (280409)

Vestida de blanco

En el parque de las canteras, allá abajo está una pequeña laguna artificial. Hay peces. Peces grandes, como truchas o bagres, que parecen tener la piel grisácea bajo el agua verde. En lluvias la laguna crece e invade la parte de hasta abajo del parque y entonces baja una que otra garza de vez en cuando. Se congela vigilando de reojo para hacernos creer que es una estatua, o una ilusión óptica, pero en una distracción picotea velozmente el charco y vuelve a inmovilizarse de inmediato. Apenas si respira mientras hace su botana con los pececitos más pequeños.

27.4.09

Día 295. (270409)

Banderas azules

Se ponen en las bocas. Piden paz y no les dan. Quieren exorcizar la invisibilidad de los virus. Parecen una protesta ciudadana contra una mudez decretada por nuestras formas de gobierno. No son nada de eso. Tristes amuletos.

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Día 294. (260409)

El arte de decir no

Aquí es un movimiento de vanguardia, contracultural, que sólo unos cuantos iniciados son capaces de ejercer, y son muy mal vistos debido a esto. Por otro lado, el resto de la población se vive en el enigma constante de las más de mil formas de decir que sí, pero que en realidad quieren decir que no.

25.4.09

Día 293. (250409)

Volado

Al crepúsculo cielos de cobre, pero no llueven monedas.

24.4.09

Día 292. (240409)

Flotación

Estaba y no estaba la palabra que quería decir. El lento molusco de su lengua se movía en un marasmo de resonancias pero no encontraba. Seguía hablando y asomaban palabras y despalabras, paladeando, toqueteando los dientes, los bordes de lo labios, pero ninguna era ésa; la que al final, cuando su molusco se quedó dormido, salió de la cavidad bucal, pez que no mordió el anzuelo, y se fue a retozar al limbo de lo no dicho.

23.4.09

Día 291. (230409)

Química del agua y la sed

Oaxaca es una ciudad que en los días de secas mide el agua a cuentagotas. Las fortunas familiares se expresan en términos de cuánta agua almacenada se guarda en la cisterna, en la pila o en el tambo, por no mencionar a las cubetas. Las camiones pipa hacen la fortuna de sus dueños con sus viajes constantes, ¿pero de dónde traen el agua si lo que no hay es agua?

22.4.09

Día 290. (220409)

Monólogo del que anda solo

Ciudad, dame pan, piensa, sin preocuparse mucho. No es una petición, es una manera de hablarse a sí mismo mientras camina arrastrando harapos. Ve las miradas huidizas de la gente y siente algo pero no sabe bien ya qué es lo que eso es. Hoy va por las sobras de las fondas de atrás del mercado. A ver si alcanza algo. Si no en la basura. Todavía falta mucho para llegar. Es más largo caminar entre tanta gente. Mejor olvidarla y llegar. Ya está.

21.4.09

Día 289. (210409)

Condición arbórea

Los árboles miran hacia abajo el jardín Gonzati remodelado. No saben si les gusta más o no. A los árboles no les interesan esas cosas. Suben tras la luz, buscan la humedad del aire, le miden el pulso a la tierra. Algunas cosas más han cambiado alrededor: hay una vinateria fina que vende vinos importados y mezcales de 400 pesos para arriba, y un hotel blanco, de un solo piso, casi mediterráneo; pero el puesto de lámina de las tortas sigue en su esquina. El tianguis de los viernes se fue al Llano, a dos cuadras. Me acuesto bocarriba en una banca a respirar y a pensar como árbol.

20.4.09

Día 288. (200409)

Transparencia

Estaba acostada, con los ojos cerrados, tratando de dormir. Eran las dos o tres de la madrugada. Él entró y pasó al baño de ese cuarto. Llevaba una lámpara de mano para alumbrarse. Cuando salió se acercó a ella y la recorrió de arriba abajo, como un scanner, con la luz de la lámpara. Ella pensó: “Voy a despertarme para decirle que no puedo dormir”.

19.4.09

Día 287. (190409)

Cambio de piel

En cuanto los habitantes del lugar sentían los primeros calores, salían de sus caparazones de invierno, capa tras capa, como cebollas, y aparecían desnudos, vulnerables, blancuzcos. Ni siquiera ellos mismos se reconocían entre sí, al principio. Mientras tanto el basurero municipal recogía toda clase coberturas: conchas calcáreas, maletas desgastadas, cajas de cartón, capas de telas que envueltas alrededor del cuerpo como vendas mantenían el calor, elaboradas confecciones de materiales reciclados como botellas de plástico rellenas de bolitas de poliuretano y cosidas entre sí igual que una colcha de parches. Ahora el problema era cómo mantenerse húmedos, por dentro y por fuera, pero eso es ya otra historia.

18.4.09

Día 286. (180409)

Evolución

Regresa el calor. Las cucarachas salen de sus coladeras. Oaxaca es un lugar de cucarachas. Durante los meses de invierno se vuelven discretas y bien educadas, pero en el calor son cínicas y ávidas. A pisotones, gises chinos y otros rituales mágicos tratamos de ahuyentarlas. Nostálgicas, recuerdan el tiempo en que eran tan grandes que nos hubieran hecho correr de sólo verlas. Algunos tratan de intimidarlas gritándoles insultos en cuanto las ven. No son delicadas y hacen como que no se enteran. Si los millones de años que tienen en el planeta fueran dinero fundarían bancos chupasangre. Hablarán dobladas de la risa de nosotros cuando nos hallamos ido, pero extrañarán el menú variado y fácil.

17.4.09

Día 285. (170409)

Hordas civilizadas

Sin comprender caminan, toman fotos, compran cosas, se admiran. Sonríen y saludan a tantos como pueden por las calles. El sol los tuesta, si se descuidan. No importa: persisten. No hay nada más persistente que un turista entusiasta, sin cosa otra por hacer más que ver de todo. Estar en todo. Probar todo. No lo consiguen, pero no se frustran. Como hormigas van, pasan incomodidades y hacen esfuerzos que no acostumbran. Importunan a la gente con su entusiasmo etnográfico por la fotografía. Agradecen un rato de aire acondicionado en algún momento. No conformes, en las noches salen a los antros, bailan, se emborrachan con prisa y sin estilo —no están en su casa—. Se atreven. Comen chile y sufren. Dejan su dinero y regresan a sus países para recibir instrucciones de cómo seguir viviendo. Se ponen a ver sus fotos. Me simpatizan los turistas.

16.4.09

Día 284. (160409)

Ley de la nieve en Oaxaca

Analizando los componentes resulta que están la nieve y el fuego. Blancura de nieve. La leche en medio, blanca, pero: quemada. Es dulce también, y a fin de cuentas está fría: lo quemado es un recuerdo grabado en el sabor. Si produce ardor es por frío. Los labios. La lengua. Newton con toda su ley de la gravedad no hubiera podido encontrar nada mejor en un mediodía de calor en Oaxaca.

15.4.09

Día 283. (150409)

Alternativas

Sueña. Sueña un coche. Es casi un como coche de goma y es fácil subir en él las escaleras. Entra a las casas sin dejarlo, pasa por los pasillos, se asoma a las habitaciones, amuebladas y en orden, un poco en el estilo de Blanca Nieves y los Siete Enanos, o los edificios de departamentos diseñados por Gaudí —aunque más estrechos—. De hecho los pasillos de las casas son como otro sistema de calles ya que se intercomunican entre sí. Ciudad techada. Todo esto parece bastante natural, ¿pero y la gente? Está al otro lado del sueño. Por suerte de este lado todo funciona, el agua, la luz, el gas, los aparatos —¿habrá tele?—. En todas las cocinas las alacenas y los refrigeradores están bien surtidos. No se siente en realidad tan solo en este lugar. Cuando necesita ver amigos, cuando necesita una mujer, se duerme, y los sueña.

14.4.09

Día 282. (140409)

Matarrelatos modernos

Resistirse a la construcción de un relato es difícil. Apenas si hacemos otra cosa que contar historias de muchas maneras. La poesía a veces los evita. El arte abstracto también, aunque quién sabe, en realidad. Según me han dicho la música también cuenta relatos, aunque se trate de los más conceptuales compositores. Como no todos somos poetas otra manera de matar a un relato es tal vez desordenando sus palabras como sigue: sigue como palabras sus desordenando vez tal es relato un a matar de manera única otra la poetas somos todos no como. Compositores conceptuales más los de trate se aunque, relatos cuenta también música la dicho han me según. Realidad en, sabe quién aunque, también abstracto arte el. Evita los veces a poesía la. Maneras muchas de historias contar que cosa otra hacemos si apenas. Difícil es relato un de construcción la a resistirse.

13.4.09

Día 281. (130409)

Semana Santa y otras trazas urbanas

Dicen los especialistas que Leonardo da Vinci era un excelente pintor, pero un mal historiador, ya que de acuerdo a las investigaciones la última cena auténtica, real y vivida, habría lucido de una manera muy distinta a como el la pintó. Sin embargo Dante Alighieri, en la Divina Comedia, demuestra un conocimiento arqueológico minucioso del infierno.

12.4.09

Día 280. (120409)

La música por dentro

Tocabas las yemas de sus dedos y resonaban, amortiguadas, como un pequeño tambor, o menos, tal vez: tp, tp, tp. Deslizabas tu mano sobre su piel, violonchelo, suave, oscuro; abrazar su cuerpo, besarlo, comenzaba a ser concierto, un cuarteto de cuerdas, un trío de jazz. Para cuando llegas al concierto de rock las palabras ya no alcanzan; nada más ponte los audífonos y súbele el volumen.

11.4.09

Día 279. (110409)

Frontera

¡Sara!, escuché mientras dormía y desperté. El llamado se repitió por segunda vez. Era una voz de hombre, apagada. Dos o tres de la mañana. ¿Escuché, o también soñé el segundo llamado? Sara, en la casa de enfrente oyó la misma voz, dos veces en su sueño y no despertó, sino que siguió soñando. Soñó que se levantaba, bajaba las escaleras, salía al jardín, lo atravesaba mientras los dos perros paraban la oreja. Uno de ellos meneó la cola, sin levantarse. Sara abrió la puerta de la calle y se fue. Al día siguiente no estaba en su casa, pero pronto comenzaron a dudar sin en realidad alguna vez estuvo.

10.4.09

Día 278. (100409)

El día de las compensaciones

Suben llevando en jaulas sus gallinas, sus pollos, uno que otro gallo. Son el símbolo de sus excedentes. Otros suben sin nada en las manos. Otros en cambio, llevan lo que deben, lo que no es todavía suyo, para devolverlo. Es el día de rendición de cuentas. Lo muestran frente a todos. Se agradece, se piden disculpas, se nombran los buenos deseos. Algunos toman las deudas de otros y las pagan con sus excedentes. Se busca un cierto equilibrio, se renuevan las esperanzas, se vuelve a empezar. No sucede en ningún lugar del mundo. Regresan a sus casas.

Día 277 (090409)

La desaparición del tiempo

Contemplaba el cielo, la montaña, el lago —aunque aquí no hay lagos—; pero le dolía el tiempo, al pasar e irse. Corrió a la plaza comercial más cercana. Respiró aliviado. El tiempo seguía pasando, claro, pero era como si no pasara porque cientos de cosas útiles e inútiles estaban ahí para entretenerlo, mientras recorría de lado a lado ese pequeño mapa del mundo, en donde todo estaba tan a la mano, organizado, claro y limpio, según él. Al salir de ahí siguió imaginando que el mismo show continuaba en la calle, las casas, las tiendas, los aparadores, los puestos callejeros, los restaurantes. Como todo esto estaba simultáneamente en el espacio, solamente tenía que moverse hacia atrás o hacia adelante o a cualquier lado para alcanzarlo, y así ni el tiempo se le iba a ningún lado, así nomás llevándose todo quién sabe a dónde. No era cierto, y ni siquiera él mismo lo creía, pero simulaba que sí. De hecho ni necesitaba pensarlo, nada más sucedía, para mayor felicidad suya.

8.4.09

Día 276. (080409)

El arte perdido de la contemplación

Quisiera llevarme un pedazo de este atardecer, para tenerlo siempre conmigo, dijo. Quisiera llevarme algo de estas calles, dame algo pidió, y bueno, compró unos artesanías. Algo de este museo. Se llevó un catálogo, postales, unos libros. Quisiera llevarme estos colores de las casas. Tomó muchas fotos. Algo de esta gente: compró ropa típica, huaraches, huipiles, camisas, tapetes, hasta una litografía. Este sabor; comió, comió y comió. Llevó chocolate, mole, quesillo, pan de yema, chapulines. En fin. Quisrea no llevar tantas cosas, dijo al final.

7.4.09

Día 275. (070409)

Cambio de estación

Pelean, gruñen, se maúllan. Corren, persiguiéndose por las azoteas. A fin de cuentas quieren lo mismo, pero no de la misma manera ni en el mismo momento. Le cantan a la Luna y no soportan estar solos. Ríen, se miran, se esconden entre los demás. Hablan. Hablan mucho para no decir lo que les urge ya decir. Desconfían, hacen trampa, se engañan a ellos mismos. Al final se encuentran, aunque sea por breve tiempo. Se besan y mueren. Se siguen besando. Renacen. Van por las calles, entran juntos a los antros, ellos mismos sorprendidos, siendo otros.

6.4.09

Día 274. (060409)

Rastros de Apolo

La cauda de oro de un jet brilla tan larga con el último relumbrón del sol allá arriba. Ancha y difusa atrás, delgada, compacta y más luminosa en la punta. De oro y luego naranja intenso. Parece luz hecha materia. El cielo de las casi siete de la tarde está metálico y mudo. Viridiana y Emily lo contemplan mientras hablan conmigo de Lolita, de Bukowsky y de Kubrik a la sombra del descalor.

5.4.09

Día 273. (050409)

Carrera contra el sueño

El sueño, el sueño de soñar mientras dormimos, es más rápido que la vigilia, aunque no tiene prisa ni sabe de relojes o razones; por eso a ella le pasó, que a pesar de su deseo de adelantarse a todo, lo que soñaba comenzó a alcanzarla —aún despierta— hasta rebasarla por completo. Ahora vive una vida de cosas concretas y resecas repartiéndose entre agendas y calendarios de cuadritos. Cree que vuela. El sueño, separado de su soñadora, le hace señas desde lejos pero ya ni alcanza a verlo.

4.4.09

Día 272. (040409)

Reloj de sol

El calor, durante el día, va aplastando al aire contra el suelo; lo pone espeso y ahí está, debajo de nuestras rodillas o más abajo, casi inmóvil, respirando apenas, aletargado como un reptil, encogido como un gato a la expectativa; pero en cuanto el sol se pierde detrás de los montes al fin lo suelta y corre, el aire, barriendo agobios y hasta penas. Entonces despertamos a la noche.

3.4.09

Día 271. (030409)

Fosfenos

Un día le dijeron lo que era un fosfeno: gusanos de luz que habitan atrás de las cavidades oculares. Nunca los había visto ni creía siquiera que existieran, pero comenzó a verlos, fantasmáticos, blanquecinos, como larvas luminosas que se deslizaban por la orilla de sus ojos. Podía verlos sólo de perfil, de reojo, momentáneamente. Salían a tomar aire y regresaban a sus túneles, silenciosos e imperceptibles al tacto. Parásitos benignos que lo hacían sentirse acompañado. Los fosfenos no se alimentan directamente de la luz que se difunde por el aire, sino solamente de la luz que cae al pozo de la retina. La beben como agua.

2.4.09

Día 270. (020409)

Circus infernalis

Como a las puertas de “la Ley” de Kafka, un guardián le cerraba el paso. No le dijo que no lo iba a dejar entrar, sino todo lo que tenía que hacer para permitírselo: presentar certificados, actas, comprobantes, cartas, recibos, diplomas, títulos y cédulas. La astucia del guardián, que no era perro, sino cerdo, consistía en pedir sólo una cosa a la vez. Ese tortuoso e inútil proceso servía únicamente para mostrar que nadie podía decidir nada por sí mismo ni traspasar puerta alguna; ni los guardianes, ni los guardianes de los guardianes, ni siquiera el Guardián de los guardianes; y servía también para mostrar que lo único que hacía reales y verdaderos a los habitantes del lugar, eran los sellos de los guardianes, sin importar que alguien pudiera o no, supiera o no, opinara o no, sintiera o no. Cuando pasó al fin, había otra puerta y otro guardián.

1.4.09

Día 269. (010409)

La otreja

Cuando tu propia oreja es ajena a ti y oye lo que tú no escuchas y te hace entender lo que tu no oíste, y te pone músicas que no toleras y el sonido de ruidos que no están sucediendo a tu alrededor, quiere decir que está decidiendo por ti, autónomamente: es una extraña de tu propio cuerpo y es entonces cuando tu oreja no es más tu oreja, sino, ajena, alienada, extranjeramente, “la otreja”.