5.12.08

Día 152. (051208)

Comprobación acústica

Musicales y comestibles a la vez, las vainas de los árboles de huajes bailan haciendo sonar sus raspadores a la sombra del calor. No son árboles de altura sino más bien extendidos. Parecen mujeres con el vuelo de las enaguas dando vueltas, o guajolotes en celo que caminan esponjados. En realidad son árboles serenos que van a misa, duermen temprano y se adaptan con calma a las inclemencias. Se dice que la palabra que da nombre a la ciudad salió de ellos, y que se llaman a su vez así por el sonido fricativo que hacen sus semillas al sacudir las vainas con buen ritmo. La prueba es que si uno encadena la palabra huaje repitiéndola muchas veces puede muy bien figurarse cómo es que suena.