29.6.09

Día 357. (290609)

Tarjetas de crédito

Ay de aquéllos, dijo el profeta Oseas, que ansían lo que no tienen, porque de ellos será el reino de las deudas.

Día 356. (280609)

Insalivación

Las mujeres estériles, y las incasables, y las que detestaban a los hombres (con razón), y que querían tener un hijo, al menos, acudían al mítico árbol que escupía saliva en la palma de sus manos. El efecto consistía en que en 9 meses todas, sin excepción, daban a luz gemelos. Hombres, por desgracia, pero al fin y al cabo hijos.

Día 356. (280609)

Insalivación

Las mujeres estériles, y las incasables, y las que detestaban a los hombres (con razón), y que querían tener un hijo, al menos, acudían al mítico árbol que escupía saliva en la palma de sus manos. El efecto consistía en que en 9 meses todas, sin excepción, daban a luz gemelos. Hombres, por desgracia, pero al fin y al cabo hijos.

Día 355. (270609)

Contraataque

Los peces, insatisfechos con su destino de carne de lata de conservas, han sacado su propia marca al mercado tras algunas variaciones genéticas que les permiten arrojarse a voluntad a las playas ya desmenuzados en compactos cubos de carne que la gente puede recoger libremente. No se trata de un impulso filantrópico, es sólo que desean quebrar al mercado de enlatados y amenazarnos de paso con su extinción.

Día 354. (260609)

Trituradora de basura

De tres carriles en la carretera hay que cambiar a uno por reparaciones. Un VW compite con un autobús urbano por pasar. El autobús, mañosamente, se pega cada vez más al VW para intimidarlo con su mole ballenesca, pero el VW no cede. Unos cuantos centímetros los separan, los espectadores se tapan los ojos, el autobús está punto de dar el paso final para aplastarlo y luego hacerlo rodar integrando al VW a una de sus ruedas como si fuera plastilina. Pasa lo contrario: el VW mantiene su lugar y pisa un fleco, una tira de trapo o de hule que cuelga de la defensa del autobús y comienza a enrollarlo: lo encoge, doblega su lámina reforzada que comienza a plegarse como un acordeón desordenado. El chofer huye apenas a tiempo, los pasajeros al darse cuenta de lo que pasa salen despavoridos por la puerta de atrás. El VW continúa, indiferente y portentoso hasta que acaba por hacer pasar al autobús completo por debajo de una de sus llantas, planchado y domesticado, no son arrojar infinidad de pedacería sobrante. Por último, cuando no queda ya nada del autobús y sale el VW del tramo en reparación hacia la carretera abierta, escupe uno de los últimos pedazos del autobús por el escape y se va, feliz y satisfecho, a discretos 90 kph por el carril central.