6.7.08

Día 96. (101008)

Blaise Pascal y las bombas de última hora

Hubo un advertencia de bomba. La bomba estaba tal vez agazapada en algún oscuro e inencontrable rincón de un bachillerato particular que tiene el nombre de un matemático, físico y filósofo religioso francés del siglo XVII. Siguiendo la llamada “Apuesta”, del mismo personaje, se obró considerando que “si la Bomba no existe, nada pierde uno con creer en ella” e iniciar la evacuación del edificio y sus alrededores, “mientras que si existe”, y no se ordena la evacuación se “perderá todo por no creer en ella”. Lo malo es que al mismo tiempo estaba ocurriendo una multitudinaria marcha de maestros que, aunque no pasaba por ahí, afectó al tráfico a distancia y, sumándose a las prisas y todo lo demás, resultó en un gran embotellamiento a las afueras del instituto mencionado con el nombre —que da glamour a quien lo usa— del dicho matemático, con lo cual la emergencia quedó anulada, al menos en la calle, debido a la imposibilidad de movimiento, cosa que debiera conducirnos a un nuevo teorema de la geometría del movimiento en estado denso.

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